lunes, 5 de abril de 2010

Comentario del ensayo " El sometimiento de la mujer" de John Stuart Mill.


A lo largo de la historia desde el principio de los tiempos, la mujer la han hecho ser inferior al hombre. En la actualidad, sobretodo en algunos de los países subdesarrollados y en vías de desarrollo, todavía existe esa discriminación al sexo femenino.


En este libro, John Stuart Mill trabajó con su hijastra Helen Taylor que era una activista a favor del sufragio femenino y de los derechos de la mujer. Junto con ella, el autor trabajó duro para conseguir escribir un texto en el que se sentaran las bases para la emanación de la mujer y su incorporación en la sociedad.


En el prólogo, Carlos Mellizo (autor del mismo) nos cuenta brevemente la biografía de Stuart Mill, hombre con ideas claras y a favor de la libertad, y su interés porque la mujer tuviera la opción al sufragio universal, y a otros privilegios más. Gracias a que compartió su vida con su mujer llamada Harriet y su hijastra (ambas de un carácter abierto y con ganas de progresar en la vida como mujer), pudo escribir este ensayo que hoy podemos disfrutar y sacar el mensaje que con él viene adjunto.


El sexo femenino por estar compuesto por seres humanos más débiles en cuanto a fuerza muscular que los hombres, se las trata con mayor hostilidad que al sexo masculino. El autor rebatiendo esta idea dice que aunque los machos sean más robustos no tienen por qué ser más importantes y tener el mandato sobre ellas. Las mujeres saben muy bien lo que tienen que hacer y lo que es bueno y malo. Esto es a lo que se le podría llamar la ley del más fuerte.


Siglos atrás, era una costumbre que las mujeres estuvieran bajo el mandato del hombre. Ellas mismas deseaban casarse y someterse porque desde que eran muy pequeñas sus padres las habían educado en ese ambiente machista. Aquellas que gozaban de una gran personalidad y se ponían en contra de los principios, eran castigadas y algunas quemadas en la hoguera.


Otros de los puntos en el que el escritor incide son en el matrimonio y en la convivencia diaria. Nos cuenta que hay muchos casos. En algunos, el hombre se dedica a maltratar tanto psicológicamente y físicamente a la mujer.


Siempre se suele decir que el hombre es el que tiene miedo al matrimonio, pero según Stuart Mill eso no es verdad. Más que miedo a eso es a que la mujer se convierta en la que mande y pueda elegir.


En algunos estados como en el caso de Inglaterra del siglo XIX, existía incluso leyes machistas que no dejaban tener ningún derecho al sexo femenino.


Los padres de familia, hasta hace unos 50 años, elegían a los maridos “más apropiados” para sus hijas (aquellos que tuvieran más propiedades y los que perteneciesen a familias de alto postín) sin tener en cuenta los gustos de la chica.


Unas de las cosas que más me ha llamado la atención es cuando el autor dice que en algunos países de hace algunos siglos, los perros tenían más derecho a vivir que las mujeres.


En mi opinión, este libro se lo recomiendo a todo el mundo pero en especial, a aquellos que piensen que el sexo femenino es inferior. Por haber nacido mujer no quiere decir que tengamos menos derechos que los hombres porque esto, no determina la posición en la sociedad.